Según la Declaración de las Naciones Unidas ya en el año 1994, la violencia contra las mujeres, se considera endémica en países de todo el mundo, sin distinción de clase, etnia, edad, religión, etcétera. Asimismo, por sus cifras alarmantes y las graves consecuencias que provoca en las mujeres, constituye un problema de salud pública que merece una atención prioritaria y especializada por parte de las administraciones públicas, las ong’s que trabajamos por la defensa de los derechos humanos, pero también por la sociedad en su conjunto.
Desde la Fundación PEM y desde UNATE, La universidad Permanente, cada 25N ponemos el foco en las mujeres mayores, porque, si la violencia de género se sostiene debido a la desigualdad que existe en nuestra sociedad entre hombres y mujeres, si añadimos que vivimos en sociedades edadistas que discriminan a las personas por el hecho de ser mayores, las mujeres mayores se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad ante este tipo de violencia -al igual que otras mujeres que sufren otros tipos de discriminación: por discapacidad, ser inmigrante o vivir en un entorno rural-. Esto provoca que queden invisibilizadas, que dispongamos de menos información sobre la situación en la que se encuentran, por lo que se trata de un maltrato más invisible y silencioso para el conjunto de la sociedad y las administraciones públicas.
Si nos centramos en la violencia machista ejercida por la pareja/expareja contra mujeres mayores existen múltiples factores que las invisibilizan y que contribuyen a que, para ellas sea mucho más complejo salir de estas relaciones de maltrato. Factores que contribuyen a una falta de auto-reconocimiento como víctimas de violencia machista, lo que dificulta que pidan ayuda, se separen o denuncien. Y también a que los/as profesionales, personas cercanas y la sociedad en su conjunto, sigan sin prestar la suficiente atención a esta grave problemática cuando se refiere a las relaciones de pareja en la vejez.
Sin embargo, también sabemos que se han conseguido avances que debemos consolidar. En la última década, se han dado algunos pasos por parte tanto de administraciones públicas, como por entidades que trabajan en igualdad y con personas mayores, para visibilizar y atender las violencias que se ejercen contra las mujeres mayores, especialmente la violencia de género en relaciones de pareja/expareja.
En UNATE y la Fundación PEM, desde 2021 entre nuestras prioridades, llevamos a cabo acciones formativas y de difusión sobre la violencia de género que se ejerce contra las mujeres mayores, así como trabajamos fundamentalmente en su detección e intervención en colaboración con entidades de todo el territorio nacional.
Este año 2023, acabamos de publicar junto a la Fundación Luz Casanova una Guía sobre “Experiencias compartidas sobre la intervención con mujeres mayores supervivientes de violencia de género”: ante la carencia de orientaciones que existen para la intervención con mujeres mayores que sufren violencia de género. Un documento dirigido a entidades, profesionales y personas interesadas en la intervención con mujeres mayores supervivientes de violencia de género en la que ponemos el acento en la necesidad de:
- Visibilizar a las mujeres mayores víctimas de violencia.
- Crear espacios seguros y de confianza en los que poner a la mujer en el centro de la intervención.
- Coordinar la intervención entre los diferentes recursos basada en cada realidad.
- Acompañar a las mujeres en la creación de su propio relato.
- Incorporar un enfoque interseccional.
- Incorporar la mirada de trabajo con los familiares, específicamente con los hijos e hijas.
- Diseñar y adaptar nuestras intervenciones a sus ritmos, lenguajes, necesidades y deseos.
- Favorecer y fomentar la presencia de las mujeres mayores en espacios de deliberación y toma de decisiones.
- Formar a profesionales sanitarios, de servicios sociales, igualdad, violencia, trabajo social, educadores/es, dinamizadores, etcétera.
En este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres desde UNATE-Fundación PEM, seguimos reivindicando:
- Visibilizar las violencias que pueden sufrir las mujeres mayores, de manera relevante la que sufren por parte de sus parejas o exparejas, pero también las que pueden sufrir por ser mayores en sus entornos familiares, institucionales, sociales, económicos, etcétera.
- Trabajar de manera interseccional entre todas las administraciones públicas de Cantabria -aunque también del territorio nacional- para que esta problemática sea prioritaria en la dotación de recursos para su detección, intervención y atención. Teniendo además en cuenta la complejidad y diversidad de situaciones que hay que abordar: mujeres mayores, familia, maridos con algún grado de dependencia, etcétera.
- Poner el foco en las mujeres mayores que habitan los ámbitos rurales, porque sabemos que es otra de las barreras que impide que las mujeres puedan salir de relaciones de violencia
- Apoyar la creación y mejora de espacios comunitarios que contribuyan al empoderamiento de las mujeres mayores, especialmente rurales, y en los que se potencien las redes de apoyo entre mujeres.
- Generar y dotar de recursos espacios de participación de las mujeres mayores con capacidad real de incidencia en todas las políticas públicas que tienen que ver con sus vidas.
Ha llegado el momento de que las mujeres mayores sean una prioridad para las políticas de igualdad y el abordaje de la violencia de género, no hacerlo de manera decidida es claramente una conculcación de sus derechos y una discriminación que no podemos seguir permitiendo “Esto se acabó”.
25 de Noviembre, 2023