Hay encuentros que siembran posibilidades. Hay una necesidad de (re) conocerse para saber que muchos retos son compartidos y que muchas soluciones están en nuestras manos. Uno de esos encuentros necesarios se produjo el pasado martes 8 de abril en Valle de Villaverde, ese municipio cántabro que lucha por ser mucho más que un espacio geográfico incrustado en un mapa de imposibilidades.
Unas 40 personas mayores del propio Valle de Villaverde, de Campoo de Yuso y de Los Tojos se citaron y compartieron, compartieron sus temores y sonrieron al unísono, caminaron el pueblo y compartieron mesa. Son la constatación del éxito de la longevidad, del dinamismo de las personas mayores rurales y de un hecho que parece olvidarse: los pueblos están habitados y contienen vida, más allá de lo que las estadísticas y el catastrofismo urbano anuncien.
Las personas que procedían de la comarca de Campoo y del Valle de Cabuérniga viajaron un poco más de 100 kilómetros para encontrarse en la que todavía se denomina como Casa del Jubilado de Villaverde, esa que está en tránsito hacia convertirse en el Centro Comunitario La Amistad, después del trabajo de cocreación realizado por los vecinos en la segunda mitad de 2024. La gente del sur, de La Población (Campoo de Yuso) venían con la experiencia bajo el brazo de haber construido un Centro Comunitario —Las Nieves— que es ya pulmón de vida y posibilidad de encuentro en el territorio. Las visitantes de Los Tojos andan en lo mismo, construyendo el sueño de centro comunitario que aún debe traducirse en realidad.
La reunión fue una visita de reciprocidad que ya se habían prometido las tres comunidades en octubre de 2024, cuando un grupo de Valle de Villaverde visitó a sus pares de Las Nieves para ver cómo es el funcionamiento y la organización de ese Centro Comunitario cocreado por la Fundación PEM, el ayuntamiento y un nutrido grupo de personas mayores de diversas localidades de Campoo de Yuso en 2022, y que ahora es un modelo de acompañamiento a las personas mayores en el Sur de Cantabria que viven en territorios con pocos servicios y considerados en riesgo de despoblamiento.
La jornada del martes comenzó a las 11:00 horas cuando las personas anfitrionas de Valle de Villaverde recibieron al resto en una zona aledaña al Ayuntamiento, para después tener una visita al Centro de Interpretación de Etnografía y a la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar.
Más adelante, el itinerario del viaje comunitario —que fue planeado con antelación por la coordinación de proyectos de la Fundación PEM— los llevó a la Bodega Casona Micaela y a una comida en el restaurante La Capitana.
Tras la comida, el grupo de Valle de Villaverde ofreció una merienda a las y los visitantes en el lugar que ya denominan como “La Amistad”, aunque hasta ahora alberga a “La Casa del Jubilado” y que se reactivó el año pasado con la dinamización de la Fundación PEM. Antes de merendar, las personas mayores locales entregaron un reconocimiento simbólico por la visita, un arreglo floral con los escudos de los ayuntamientos de Valle de Villaverde, Los Tojos y Campoo de Yuso.
Todo el grupo conversó sobre la necesidad que tienen de estos centros comunitarios, de la posibilidad que tienen los entornos rurales si se deja a las personas mayores ser protagonistas de las soluciones en lugar de contemplarlas como observadores del declive, de cómo seguir manteniendo esta nueva amistad que se lleva tejiendo varios meses entre tres municipios distantes geográficamente pero unidos por esa capa de invisibilidad que a veces los condena sin conocer de sus potencialidades. Ellas y ellos están dispuestos a despejarla con un enfoque comunitario.