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• Las entidades reclaman estudios cualitativos que se alejen de los factores biomédicos y eviten los sesgos edadistas porque estos se trasladan luego a las políticas públicas.
• Hay muy poca información con enfoque de género o que tenga en cuenta los múltiples factores que inciden en el envejecimiento de las personas en la región.

El imaginario edadista (que discrimina por edad) suele mostrar a las personas mayores como un “colectivo”, “dependiente”, que genera cargas económicas y de cuidados permanentes a la sociedad ya que viven su “vejez”, que según la Real Academia de la Lengua (RAE) es la “edad senil” o aquella de “la persona de avanzada edad en la que se advierte su decadencia física”.

Sin embargo, la realidad, como casi siempre, es muy diferente a la de los prejuicios que tenemos o que multiplican instituciones como la RAE. En Cantabria, en 2025, residen 145.442 personas de 65 años o más, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que supone un 24,51% del total de la población. Pero de estas personas, sólo el 11,37% necesitan apoyos específicos por razones de dependencia (16.417 personas). Es decir, el 88,63% de todas las personas de 65 o más años (129.025) pueden ser consideradas como adultas con autonomía para gestionar su vida y tomar sus decisiones.

Francisco Gómez y Mónica Ramos durante la presentación del perfil a los medios de comunicación.

Francisco Gómez y Mónica Ramos durante la presentación del perfil a los medios de comunicación.

El Grupo Social UNATE, que reúne a las dos entidades líderes en el trabajo con mayores en Cantabria, ha recopilado y analizado las diferentes fuentes estadísticas disponibles para poder trazar un perfil de las personas mayores que, a pesar de los vacíos de información detectados, contradice algunos de los imaginarios generalizados.

La idea de una Cantabria rural habitada por mayores y una urbana mucho más joven está falseada. El hecho es que sólo el 9,2% de todas las personas mayores de la región (13.017) residen en los 54 municipios con menos de 2.000 habitantes. En este caso, el porcentaje de mujeres y hombres es prácticamente similar, con un 50,1% de mujeres (6.522) frente al 49,9% de hombres (6.495). En los 10 municipios de 10.000 habitantes o más reside el 65,3% de las personas mayores de Cantabria (92.730) con un fuerte predominio de mujeres (el 58,4% —54.163— frente al 41,6% de hombres —38.576). De esas 92.730 personas, algo más de 66.000, el 71,7%, viven en la zona costera.

En general, hay muchas más mujeres que hombres mayores. Si el 51,55% de las personas que residen en Cantabria son mujeres (82.325), cuando segmentamos por personas de 65 años o más, ese porcentaje sube a 56,60%. Esta tendencia se acelera a partir de los 80 años, cuando el ratio de mujeres sobre el total de personas de esas edades es del 58,98%, con 90 años o más el porcentaje sube a 70,67% y, cuando vamos a las personas de 100 o más años ese porcentaje escala al 88,50% (6,7 puntos más que la media nacional).

Todas estas personas mayores, en lugar de ser una “carga” para la sociedad, son un apoyo. La Encuesta Social de Cantabria 2024 del Instituto Cántabro de Estadística (ICANE), refleja que en el 33% de los hogares de Cantabria el ingreso principal proviene de una pensión de jubilación, a pesar de que, a agosto de 2025 (Ministerio de Inclusión y Seguridad Social), había 93.800 personas que percibían una pensión de jubilación con un ingreso medio mensual de 1.595,03 euros y que otras 34.853 (la inmensa mayoría mujeres) que ingresaban la pensión de viudedad que se queda de media en los 987 euros. Aunque el prejuicio es que las pensiones son lo que más ha aumentado en los últimos años, los datos del INE indican que mientras el conjunto de las pensiones se han revalorizado en los últimos 20 años un 117,58% (121,52% las jubilaciones y 114,87% las de viudedad), este incremento sigue siendo 13 puntos inferior a la revalorización del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) que ha ganado un 130,79% en el mismo periodo.

Otros mitos caen cuando se aborda, por ejemplo, el uso de las tecnologías. El 96,6% de las personas mayores utilizan el teléfono inteligente de forma cotidiana (porcentaje que escala al 97,9% en municipios rurales) y el 76,6% habían utilizado internet en los últimos 3 meses.

El perfil que presenta el Grupo Social UNATE se puede consultar completo en su página web e incluye información sobre el número de personas mayores que viven en la región pero que nacieron en países extracomunitarios, datos sobre el uso del tiempo de ocio o el pensamiento social de las personas mayores, o información sobre el grado de acceso a la educación de los hombres y mujeres de 65 o más años.

El Grupo Social UNATE también denuncia que la mayoría de la información sobre las personas mayores disponible se centra en una mirada biomédica y muy sesgada por los derechos contenidos en la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia. Eso deja muchas zonas de sombra sobre temas como urbanismo amigable, movilidad y transporte público, recursos públicos con énfasis en zonas de baja densidad poblacional, acceso a la cultura, participación efectiva en la vida social, económica y política, etcétera. Pero también falta información que se obtendría si se aplicaran a los estudios enfoques como el de género.

Rueda de prensa con los representantes de los medios de comunicación en Cantabria

Rueda de prensa con los representantes de los medios de comunicación en Cantabria

Por eso, desde La Universidad Permanente y la Fundación PEM se pide a las instituciones un esfuerzo para mejorar la calidad y la variedad de la información disponible. “Mientras no contemos con esa información de calidad y real con los enfoques adecuados seguiremos planificando políticas públicas e inversiones que no responderán a las necesidades y deseos reales de las personas mayores”, indica Francisco Gómez Nadal, gerente del Grupo Social UNATE. “Disponemos de un perfil incompleto y cuando hablamos de personas mayores, hablamos como un problema y no como una realidad”, concluye Gómez Nadal.

Por su parte, Mónica Ramos Toro, geroantrópologa feminista y coordinadora técnica del Grupo Social UNATE reclama “estudios cualitativos más diferenciados que atiendan a bloques de edad y no a partir de 65 años como si las personas mayores fueran un colectivo único”. Ramos Toro añade que “son necesarias investigaciones sobre usos del tiempo de todas las edades, especialmente del uso del tiempo en las personas mayores”. Ambos representantes del Grupo Social UNATE hacen un llamamientos a realizar un estudio sobre edadismo en Cantabria.

Por eso, entre otras iniciativas, la Fundación PEM, que forma parte del Grupo Social, está concluyendo un estudio sobre los estereotipos edadistas en los medios de comunicación de Cantabria y sobre el efecto que estos tienen en la población mayor de la región. Cerca de 500 personas mayores han participado en este trabajo, partiendo de noticias difundidas a través de siete medios de comunicación autonómicos.