- El éxito de la longevidad se ve empañado por una caída sostenida en los nacimientos en Cantabria.
Los últimos datos del Instituto Cántabro de Estadística (Icane), a 31 de enero, muestran un aumento proporcional de las personas mayores de 65 años respecto al total de la población. El 23,07% de toda la población que reside en Cantabria tiene 65 o más años, con un importante porcentaje entre ellas de aquellas que tienen más de 74 años (un 48,51%). Aunque, realmente, lo que llama la atención es la caída del porcentaje de personas menores de 15 años que, mientras en 2020 era del 13,02%, en 2022 apenas suma el 12,38%.
En general, el problema de Cantabria es el índice de recambio, que indica la proporción de personas menores de 10 años respecto a aquellas mayores de 74. En el Boletín de Síntesis Demográfica 2022 del Icane se destaca como en Cantabria ese indicador es del 151% (en España es del 116%) lo que ya no garantiza el recambio generacional.
Y es que la natalidad no deja de caer. Sólo en 2021 se produjeron 3.285 nacimientos frente a las 6.052 defunciones registradas, lo supone un saldo vegetativo escandaloso del -2.767, cuando en 2011 apenas era de -262. De hecho, en 2021, “la Tasa Bruta de Natalidad (TBN), que relaciona los nacidos por cada 1.000 residentes, descendió en la región del 5,8‰ al 5,6‰, resultado de la caída registrada en el número de nacidos (-3%) y el ligero crecimiento de la población (0,15%). En el conjunto de España la tasa también cae, del 7,2‰ al 7,1‰, siendo esta la tasa más baja registrada desde 1975”.
También sigue cayendo en picado el número medio de hijos por mujer (Índice Sintético de Fecundidad) que si en 2015 era ya bajo (1,14 en Cantabria frente al 1,33 en la media nacional), en 2021 era de 1,02 en la región frente al 1,18 nacional.
Los datos muestran que el problema de la pirámide poblacional tiene más relación con la falta de recambio generacional por los bajísimos datos de nacimientos que por la longevidad, un éxito social sin parangón en el último siglo. Baste observar con que en 20 años (entre 2002 y 2022) hemos pasado de contar con 939 personas de 95 o más años en la región, a las 2.352 que se registraban en el último año.