- 350 personas mayores refuerzan su autonomía en zonas en riesgo de despoblación
- Con la financiación del ICASS desarrolla programas que promueven la actividad física y mental de habitantes mayores de 60 años en zonas de baja densidad poblacional
Por Norma Saldaña
En algunas zonas rurales de Cantabria, donde la amenaza de la despoblación es un aliento —y una narrativa— preocupante, perdura la vida sostenida por quienes se niegan a que la vida se apague en esos territorios. Son las personas mayores quienes mantienen activo el sentido de comunidad. Salen de sus casas, conviven con sus vecinos, forman redes de apoyo. En lo individual, reconocen que es necesario reforzar la autonomía funcional, la memoria y cultivar las redes sociales de calidad. Se mantienen activas y luchan contra la escasez de recursos públicos de apoyo.
El deseo por socializar y aprender ha llevado a estas personas, de entre 60 y 90 años, a regresar a las aulas. Pero no para caer en la melancolía, sino que vuelven a lo que hoy se ha dado por llamar “antiguas escuelas de…”, edificios subutilizados en poblaciones donde la infancia ha dejado de florecer y hoy en día las aulas albergan a quienes hace más de 60 años fueron sus estudiantes. Hoy, esas estudiantes tienen, en muchos casos, más de 70 años. Vuelven a clases de gimnasia, yoga, taichí o pilates, a grupos de estimulación cognitiva o en los que se aprende a mejorar la gestión de las emociones.
Se trata de personas que desean envejecer sanas, activas, cultivar amistades y mejorar su autonomía —en todos los sentidos— y que cuando escuchan los discursos ‘apocalípticos’ sobre la Soledad No Deseada (SND) entienden que es un fenómeno complejo y multicausal que se puede afrontar de manera más eficaz si se apuesta por modelos que refuercen los lazos sociales y cuenten con su participación, como lo muestra un estudio de Fundación PEM recién publicado.
Justamente, hay un punto en el que se entrelazan las necesidades de las personas mayores que viven en zonas altamente envejecidas y en riesgo de despoblación y que no son cubiertas por programas sociales oficiales, con el trabajo de la Fundación Patronato Europeo del Mayor y de la Solidaridad Intergeneracional (PEM). Entre otros, Fundación PEM mantiene tres programas que tienen como objetivo contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas mayores a través de la promoción del envejecimiento activo que permita prevenir posibles situaciones de dependencia, unas iniciativas financiadas por el Instituto Cántabro de Servicios Sociales (ICASS).
Estos tres programas que Fundación PEM realiza en 2025 son: Actividad física para un envejecimiento activo, Gestión emocional ante la vida, y Estimulación cognitiva para un envejecimiento activo. Los talleres incluidos en estos programas son facilitados por 17 profesionales capacitados, en distintas comunidades rurales en sesiones semanales de 60 y hasta 90 minutos. En total, en 2025, participarán 350 personas en todos ellos.
La actividad física para un envejecimiento activo —como la gimnasia, yoga suave, yoga en silla, taichí y caminatas al aire libre— favorece la movilidad articular, evita la descalcificación ósea, reduce el riesgo de formación de coágulos y, por lo tanto, de trombosis y embolias; contribuye a regular los niveles de glucosa en sangre, disminuye el riesgo de infartos, refuerza el sistema nervioso, evita el sobrepeso y la obesidad, disminuye la formación de depósitos renales en vías urinarias, refuerza la actividad intelectual, mejora el estado de ánimo y reduce la ansiedad. Realizan ejercicios de fuerza, resistencia y elasticidad. Todo ello a lo largo del año 25 sesiones de una hora de duración en cada uno de los diez municipios: Valle de Villaverde, Campoo de Yuso, Ramales de la Victoria, Rasines, Anievas, Valdeolea, Arenas de Iguña, Villacarriedo, Laredo y Puente Viesgo.
Siete de cada 10 asistentes a esos talleres confirman la eficacia de las actividades en sus propios cuerpos y mejoras en su capacidad física y motora: el 70% reconoce mejoras en su fuerza, el mismo porcentaje reconoce mejoras en su equilibrio, agilidad, así como haber mejorado sus relaciones sociales. Así lo demuestra la evaluación de los cursos impartidos en 2024 que Fundación PEM hace al término de cada uno de ellos para valorar su eficacia.
En Arenas de Iguña, por ejemplo, en 2024 asistieron 35 personas —todas mujeres— a un taller de psicomotricidad. El total de las encuestadas considera que han mejorado sus capacidades motoras y movilidad y consideran que participar en este taller es útil para prevenir la soledad no deseada, han ampliado sus redes sociales o contactos con otras personas, y poseen mayor seguridad para aumentar sus salidas del domicilio. Poco más de la mitad de las que respondieron un cuestionario valora que la duración el taller ha sido corta, y expresan el deseo de que la actividad sea realizada dos veces por semana y con mayor duración.
No solo el cuerpo requiere de mantenimiento. Las emociones también cuentan. El taller de “Gestión emocional ante la vida” busca mejorar las habilidades de las personas mayores para reconocer y gestionar sus emociones, para hacer frente a situaciones de desestabilización y mejorar sus interacciones. Sobre todo, porque la exposición a la adversidad, la pérdida significativa de distintas capacidades y una disminución de la funcionalidad pueden provocar angustia emocional en algunas personas mayores, según muestran varias investigaciones.
¿Cómo se afrontan tantos cambios en un territorio remoto y adverso? ¡Con risas! En 2024, Fundación PEM realizó por primera vez un proyecto relacionado con gestión emocional con resultados muy positivos. Este 2025, la apuesta es ampliar las herramientas de gestión emocional a través de la risoterapia, una técnica psicoterapéutica de apoyo que emplea la risa y el buen humor para generar beneficios mentales y emocionales. De hecho, se imparten 10 talleres de gestión emocional de ocho sesiones cada uno y de 12 horas totales por cada taller. Las sesiones son ejecutadas por profesionales de la psicología y arte dramático con amplia experiencia en el trabajo con personas mayores y formados en la promoción de igualdad entre hombres y mujeres.
La evaluación hecha en 2024 revela que asistieron 120 personas a todos los talleres; de ellas, al menos 8 de cada 10 asistentes reconocen una mejora en su bienestar emocional, admiten haber mejorado su auto-conocimiento y gestión emocional, manifiesta tener mayor capacidad para hacer frente a situaciones desestabilizadoras y haber ampliado su red social.
Este 2025 los talleres de risoterapia se imparten con éxito y alta demanda en Puente Viesgo, Castro Urdiales, Laredo, San Miguel de Aguayo, Campoo de Enmedio, Arenas de Iguña, Suances, Anievas, Ruesga y Campoo de Suso.
El cuerpo y las emociones se identifican, se trabajan, se mantienen y hasta se pueden mejorar. Pero en este entorno de prevención, el cerebro y su memoria es una pieza fundamental en la ecuación. Por ello, las sesiones de estimulación cognitiva mantienen al cerebro activo para prevenir posibles situaciones de dependencia.
Con el envejecimieto, el funcionamiento cognitivo cambia y, a grandes rasgos, se manifiesta en una ralentización en el proceso de la información, disminución en la capacidad de atención, declive en algunos aspectos de la memoria y algunas funciones ejecutivas. Sin embargo, este deterioro no es global ni generalizado en todas las personas mayores, depende mucho del entorno en el que se vive y el nivel educativo.
El estudio “Prevalencia de deterioro cognitivo en España”, publicado en 2016 por la Sociedad Española de Neurología, revela claramente que la prevención es la clave para mitigar algunos de los factores externos que inciden en el dicho deterioro. Por eso, es necesario mantener el cerebro activo, enfrentarlo al aprendizaje de situaciones nuevas que lo alejen de la rutina y lo desafíen constantemente.
La estimulación cognitiva fortalece la autonomía funcional de las personas mayores para realizar tareas rutinarias de forma autónoma, ralentiza el proceso de deterioro cognitivo de enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson; refuerza y aumenta la autoestima de la persona, y evita los episodios de estrés y ansiedad causados por el deterioro cognitivo, mejorar la calidad de vida de la persona y su sentimiento de bienestar emocional y psicológico y de salud en general.
En 10 talleres que se imparten en 10 comunidades, en 14 sesiones de hora y media, los profesionales en la materia, con experiencia contrastada en el trabajo con personas mayores, aplican ejercicios para la atención, para la percepción (visual, auditiva, táctil), para la comprensión, la memoria, el lenguaje y el cálculo, entre otros. Los resultados también han sido estimulantes: al menos el 70% de las personas que respondieron al cuestionario de evaluación en 2024 reconocen mejoría en la memoria, en su agilidad mental, admiten mejoría en el lenguaje y haber mejorado sus relaciones sociales.
Personas mayores de 60 años de los municipios Valle de Villaverde, Campoo de Yuso, Ramales de la Victoria, Arredondo, Valdeolea, Suances, Torrelavega, Laredo, Puente Viesgo y Reinosa se han visto beneficiados de estos talleres.
El envejecimiento es una realidad cada vez más evidente en Cantabria. De hecho, la comunidad autónoma se ubica en el cuarto lugar del índice de envejecimiento con 187,48% lo que significa que hay 187 mayores de 65 años por cada 100 menores de 16, según datos del INE publicados en 2024. Los tres primeros lugares en envejecimiento los ocupan el Principado de Asturias con un 257,29%, seguido de Galicia (234,33%) y Castilla y León (223,89%).
Ante este panorama, Fundación PEM reivindica el envejecimiento como un fenómeno natural y diverso en el que llegar a la vejez es un éxito de la sociedad y que puede vivirse en plenitud.
Mover el cuerpo, entrenar la mente y compartir un rato lleno de sentido con otros y otras: esa es una “receta” que está ayudando a muchas personas mayores en las zonas rurales de Cantabria a vivir con más salud y alegría.
Este 2025, los tres distintos talleres se imparten sin coste en los municipios de Villaverde, Campoo de Yuso, Ramales de la Victoria, Rasines, Anievas, Valdeolea, Arenas de Iguña, Villacarriedo, Laredo y Puente Viesgo, Arredondo, Suances, Torrelavega, Reinosa, Castro Urdiales, San Miguel de Aguayo, Campoo de Enmedio, Campoo de Suso y Ruesga con el apoyo de algunos ayuntamientos y asociaciones de vecinos, quienes ceden los espacios para los talleres.